Ejercitemos
esta tarea que, aunque en principio pudiera resultar ardua, finalmente
nos reportará esa destreza determinante para dibujar el rostro humano.
En los estudios que el dibujante
lleve a cabo de las diferentes partes del rostro no debe eliminar ningún
elemento, por poca importancia que a primera vista tenga.
En el caso de la nariz se trata de
un apéndice de menor relevancia que los ojos o los labios, pero que al
ser un rasgo sobresaliente colabora en la expresividad general del
rostro humano, al tiempo que cobra una enorme trascendencia en la
representación de la cabeza de perfil.
Veamos algunos ejemplos muy diferentes y ejercitémonos en la práctica de este tipo de elementos.
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| Se
trata sin duda del motivo menos importante de todos los que configuran
el rostro humano, y en numerosas ocasiones, incluso, queda oculto bajo
el pelo, o porque la posición de la propia cabeza dificulta o impide su
visibilidad. |
No obstante, en aquellos casos en
que este elemento aparezca en un primer plano, o visiblemente destacada,
la oreja debe ser reflejada en el dibujo con minuciosidad,
reproduciendo todas sus sinuosidades y definiendo adecuadamente sus
volúmenes.
Los ojos constituyen el elemento más importante del
rostro humano, ya que reflejan con bastante fidelidad la personalidad
del individuo. Juntamente con los labios, son a modo de ventanas, a
través de las cuales pueden aflorar los sentimientos más diversos y los
estados de ánimo más complejos. Cada mirada es diferente a las demás y
también es distinta la manera en que en ella se refleja el estado de
ánimo. Por esta razón es imprescindible que el artista practique
abundantemente estudios del natural para que adquiera la destreza
precisa
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| Para
llevar a cabo el dibujo de un ojo, observado de frente y de perfil,
comenzaremos efectuando el encaje de una forma pormenorizada y
localizando las distintas partes: párpados, cejas, pupilas, etc. |
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| Iniciamos
el dibujo, que ejecutaremos con lápiz de grafito, trabajando a punta de
lápiz, pero preocupándonos principalmente por el contraste de tonos y
la definición de las diferentes formas. |
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| Comenzamos
a matizar la entonación del dibujo, al tiempo que se perfilan con mayor
nitidez los rasgos significativos, cuidando de emplear el trazo más
apropiado en cada zona de nuestro trabajo a partir del modelo. |
Con los ojos, los labios
constituyen el elemento que refleja más intensa y claramente el estado
de ánimo y los sentimientos. El gesto global del rostro se define,
fundamentalmente, por estos dos motivos: la mirada y el rictus que
conforman los labios. Se puede afirmar que a una persona la caracteriza,
en gran medida, sus labios; y no sólo en aquellos estados de ánimo tan
notables como la risa y el llanto, sino en otras muchas ocasiones. Por
ello, el dibujante deberá aprender a identificar y reflejar fielmente
estos estados de ánimo que con tanta fuerza expresiva manifiestan los
labios.
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| De
nuevo nos proponemos representar de frente y de perfil una parte
significativa del rostro, en este caso los labios. Partiremos también de
un encaje, que ahora de una cierta simetría. De nuevo nos proponemos
representar de frente y de perfil una parte significativa del rostro, en
este caso los labios. Partiremos también de un encaje, que ahora de una
cierta simetría. |
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| A
partir del encaje inicial comenzamos a entonar el dibujo, aún sin
matizar los tonos, pero buscando un ajuste más concreto de las
diferentes formas y volúmenes que presenta el modelo que tenemos
delante. |
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| Aumentamos
progresivamente la entonación puesto que trabajamos con lápiz de
grafito, concretando criterios detalles significativos y buscando,
finalmente, ciertos contrastes tonales necesarios para obtener el
volumen. |